"Griselda Perrotta estuvo mirando bien. Prestó atención a las preguntas escondidas en los personajes del pueblo, a la música de Once, a las palabras que los adultos deslizan en la curiosidad honesta de los niños. El tono inocente (y hermoso) con el que está escrito le da el sabor de transcripción: de nuestros barrios, de las familias y de la magia blanca que nos habita. Perrotta necesita de un lector-traductor que entienda que hay mucho detrás de lo que se enuncia, la nena de uno de sus cuentos, que se vale de un diccionario para abrir la puerta de lo que los grandes charlan en las sobremesas.” (Nadia Crantosqui)
miércoles, 1 de febrero de 2017
miércoles, 18 de enero de 2017
La marca
El shortcito blanco tenía
puesto. Y cuando se sentaba la miraban más, porque apoyaba la cola en la punta,
estiraba las piernas para afuera un poco como un abanico y después las cruzaba. Enterraba los pies y jugueteaba viéndose la
arena correrle entre los dedos, encendía un cigarrillo que nunca se terminaba
completo, acomodaba el respaldo casi contra el suelo y se echaba al sol.
Ese día estábamos todos porque
era el campeonato de pesca y la orilla se convertía en una hilera de palos
largos que delineaban la costa. Los años anteriores éramos pibes pero para ese
verano varios ya no, y la mirábamos distinto. Ella todavía no nos registraba.
Pero teníamos un plan.
—¡Señora! ¿Nos pasa la pelota?
—grité mientras me le acercaba.
Si seríamos pendejos.
Me paré al lado y le tapé el
sol. Respiró como si quisiera meterse por la nariz el aire del mar completo y
quebró la cadera en cámara lenta. Me pareció que me estaba provocando.
—¿Qué?
—La pelota.
—¿Qué pelota, querido? —Escuchaba
a los otros risotear, pavotes, y quise que desaparecieran, que ese momento
fuera solamente de ella y mío. La señalé con la mano y enseguida me di cuenta que
era obvio, que la pelota la habíamos acercado a propósito. Me miró por encima
de los lentes, se volcó para el costado y tiró para zafarla. Se le corrió la
camisa y ahí vi la marca, justo encima del hombro. Mientras me alcanzaba la
pelota volvió a respirar hondo, y de cerca supe que sus tetas no eran tan
grandes como pensaba pero muchísimo más lindas.
Ni sospechó que yo le había
visto la marca, pero sí se acomodó la camisa, como algo incorporado. Me di
cuenta, pensé, que nunca la había visto en malla. Volvió a recostarse y fue
como si entre nosotros se bajara una cortina. Los chicos me llamaban para que
volviera al partido y hablaban entre ellos, riéndose:
—¡Traela que fue off-side!
—¡Traela, Lucas!
—¿Qué hace?
—¿Qué hacés, Lucas?
—¡Dale, pajero!
Pelotudos. Volví a jugar y
todas me pasaban de largo. Cada pelota que se acercaba eran los hombros de ella,
ella corriéndose la camisa, mostrándome a mí solo y contándome qué era la
marca.
El concurso lo ganó Felipe, el
novio de mi mamá, el novio de ese momento, que tenía ese verano. La plata la
iban a usar para cambiar el auto, dijo, pero eso quedó en nada porque con el
verano se fue Felipe, y también la plata. Con el pescado en cambio hicimos una
cena, esa misma noche. Lo cocinó él, a la parrilla, y les dijimos a los de las
demás cabañas. Mi mamá dijo que si quería invitara a alguno. Yo no podía elegir
a uno solo de los chicos, porque éramos
siempre en grupo, así que en cambio lo invité a Tomás, que no era tan cercano y
capaz prefería. Cercano cercano no había ninguno pero, si había que elegir uno,
Tomás.
Tomás llegó puntual con una
botella de Coca y unos pancitos de queso que dijo que mandaba la madre.
Devoramos las dos cosas jugando videos mientras afuera cocinaban el pescado.
Para cuando estuvo listo ya ni teníamos hambre. Nadie insistió. Nos quedamos
adentro y fui llevando el tema a la pregunta que había querido hacerle desde
que lo vi en la puerta con la Coca y los pancitos:
—La colorada, de la ochava, es
de acá, ¿no?
—Cati.
—¿Cati se llama?
—Catalina. No es de acá pero
viene mucho. ¿Por?
—Nada, no —y no sabía cómo iba
a seguirla—. Es que hoy, en la playa… la pelota…
—Me dijo, me contó.
—¿Te contó? —yo era el único
que se le había acercado, capaz me había nombrado a mí.
—Me dijo que unos pibitos la habían
estado molestando y que capaz en temporada empezaba a irse para los…
Se interrumpió. Vio que prestaba
demasiada atención.
—¿Adónde?
—¿Por qué?
—¿Por qué qué?
—De Cati. Que me preguntabas
si es de acá.
No tuve que contestarle, por
suerte. Sentimos la puerta de adelante y entraron los grandes a pedir ayuda con
sacar la mesa.
Esa noche soñé que un
extraterrestre me agarraba en los médanos, me besaba en la boca y desaparecía. Yo
me dejaba. Me desperté tratando de ponerle al extraterrestre la cara de
Catalina pero no pude: cada vez que cerraba los ojos aparecía la cabeza gigante,
el vientre enorme y las patas flacas. Estuve así un rato largo y, cuando sonó
el despertador de Felipe, hasta el extraterrestre se fue del todo.
—No quiero jugar, no tengo
ganas.
—¿Y qué vas a hacer?
—No sé, mirar el mar.
Se rieron todos juntos, otra
vez, como marmotas.
—¡Mirar el mar a ver si llega
la nooooooviaaaaaa!
Sí esperaba que Catalina
viniera. Y me quedé esperándolo hasta que mis amigos se fueron a almorzar, y me
acordé lo que Tomás me había dicho, y que no había terminado de contarme.
Empecé a caminar para los
médanos. Debía parecer un demente, hundiendo los pies en la arena con esa
temperatura. Los del concurso ya se habían ido todos, y el resto a almorzar.
Los recorrí completos pero no estaba Catalina. “Ni el extraterrestre”, me burlé
solo mientras volvía.
No planifiqué el camino pero
las calles te llevan por donde ellas quieren, siempre es así, y vi la ochava.
¿Y qué iba a hacer? No tenía
excusa. Ninguna excusa. NINGUNA. Ya estaba en la puerta. Era hora de la siesta.
Debía estar dormida. O capaz no dormía siesta. Se sentía olor a incienso y de
adentro tambores, como tambores o algo así. No distinguía si era grabado o
tocando. Golpeé a la puerta y paró.
—¿Quién es?
Voz de hombre. Salí corriendo.
Nadie abrió, fue solo la pregunta. Mientras corría empecé a dudar si la voz había
sido de hombre o de mujer ronca. Capaz que estaba durmiendo y si la desperté...
Pero los tambores y el incienso… Y la marca en el hombro. Pensaba en la marca,
con el incienso y los tambores y un hombre, o varios, y en el medio de todo eso
Catalina.
Era todavía la siesta cuando
llegué. Por la puerta mal cerrada pude ver a mi madre y al novio durmiendo
desnudos. Me dio asco y me calentó un poco.
Me saqué la ropa y me tiré yo
también a dormir.
Griselda Perrotta
miércoles, 28 de diciembre de 2016
jueves, 22 de diciembre de 2016
Cinco milímetros permanentes
Media jarra de vino
guitarra oxidada
Arena en los ojos
postal del encierro
Será el monte mi escuela,
no el desierto
no
Las plantas aquí son delito
La calle acumula cuerpos que nadie ve
Descenso al infierno de la razón
Bienvenidos a la galaxia del hielo
La ciencia manda
Volveremos dicen, y yo no sé
Volveremos a una patria remojada en
leche
a un laurel mustio
al latir descremado de los tibios
En el mejor de los casos, volveremos
allí
Buenos Aires
cinco milímetros permanentes horadan
las huestes de la memoria
y por los cuatro bordes
los mercenarios de la ocasión
arrancan las flores para sembrar
cadenas
Es nuestro deber resguardar las brasas
en el bajo tierra
entre los escombros
Que nunca se apague el calor
Sepamos
que esta es una guerra perdida
Tienen todas las bestias la pólvora y
los camiones
No hay forma de vencerlos allí
No hay forma
Pero no tienen la magia
la paz en el vientre
Ignoran que el pecho puede partirse con
una mirada o una caricia
Que si la voz tiembla y las manos
traspiran vale la pena,
si no no
Ignoran la poesía, ignoran
que cuando la callan rebalsa
que el puño alzado emerge siempre del
submundo y cuando ocurra
recién entonces
volveremos
Griselda Perrotta
lunes, 19 de diciembre de 2016
domingo, 18 de diciembre de 2016
PRIMER PUESTO para mi libro FRONTERA
FRONTERA fue elegido PRIMER PUESTO de su categoría en el ranking libros del año que organiza Selección Literaria. Enorme e inesperada alegría.
lunes, 12 de diciembre de 2016
FRONTERA ranking 50 libros del año
Mi libro "Frontera" fue incluido en el ranking de los 50 libros del año en la Categoría Relatos de Autores Argentinos. Hasta el 17 de diciembre se puede votar para que quede entre los primeros diez mandando un mensaje por inbox al perfil de Selección Literaria, entrando por aquí.
viernes, 9 de diciembre de 2016
Revista "La punta de la Lengua" CETLV
Mis cuentos "La llamada" y "Vidas nuevas" en el primer número de "La Punta de la Lengua", publicada por el Centro de Estudiantes Terciarios del Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández".
domingo, 4 de diciembre de 2016
La hechicera
Hay
un solo poema que habita todas las cosas y que me habita
Habita
a todas las madres y a todos los hijos
Los
hombres que alguna vez me amaron y los que nunca supieron
Nombro
mil veces los mismos rincones y estoy en ninguna parte
Digo
el
resquicio de los amantes que no coinciden y también digo su distancia
Su
cobardía
Como
si la palabra redimiera esa ausencia repetida acaso tantas veces que ya me es
familiar
La
locura es un lugar lejano
Una
excusa que no me sirve como no lo hizo nunca
Yo
soy en cambio cordura
Voy
a encomendarme al cielo y abandonar la esperanza de que allí exista un dios
Uno
que me condene
No
necesito el perdón
tampoco
la calma
He
reposado lo suficiente
Bajo
un lecho de hojas muertas
húmedas
petrificadas
por la escarcha de la mañana azul en la que no supieron quererme
Pasé
allí mucho tiempo y vi
Vi
a los gusanos nacer de la nada y atravesar lo que alguna vez tuvo vida
Qué
palabra insensata, vida
Cuánta
exigencia impone
Debo
estar alucinando cuando digo que algunos peces son capaces de volar
pensaba
pero
los vi
Saltar
del agua y chocarse en el aire las panzas
Batir
las aletas con los ojos abiertos
Y
quise ser pez
Y
supe volar como nadie imaginó que podría
Decían
que mi lugar era el agua y es posible que sea cierto
Pero
tenía intención de volar y no estuve sola
al
menos aquella vez
Aunque
los peces
Son
tantos adentro del agua que te hace pensar
Y
los gusanos, sí
también
me acarreaban
Siempre
fui muy insegura
Y
la parte más cruel fue comprobar que
cada
límite
es
falso
Ese
fue mi pecado
No
necesito un dios que venga a crucificarme
Lo
pude descubrir sola
Nada
prefiero ya nada elijo
Descifré
el patrón de cada punto en la muralla de mis confines
que
son también los confines del mundo
Este
no es un mundo cualquiera
Aquí
los peces pueden volar y los gusanos aparecen si los miro
Yo
les doy vida y los alimento
Me
declaro responsable de lo aberrante y también de la magia
Traigo
la voz de los sin causa
Griselda Perrotta
sábado, 19 de noviembre de 2016
La misma canción
Que
al final éramos eso
El
viento agitando la ventana
vos
cruzando la ruta
De
fondo una película vieja
La
alfombra sucia
Los
mechones enredados que me tapaban los ojos
Y
yo
otra
vez
clavando
los talones para no ceder
Buscando
ramas secas de donde aferrarme
porque
en ese abismo no hay nada
Escuchá
el chasquido
las
hojas se rozan con soberbia
Parece
que aplaudieran
las
muy idiotas
Es
siempre así en este punto
Como
si el viento pudiera presagiar mi destino
repetido
repetido
repetido
y
lo festejara
Odio
al viento, odio a los árboles y a las ventanas
que
siempre me anuncian retornos a lugares donde no quiero estar pero estoy
Un
pasaje a ninguna parte
Eso
fuiste
Porque
las vueltas en redondo podrán marear un poco pero no es nada
Me
sé el cuento de memoria, y sé
que
cuando termine quedarán
invariablemente
la
alfombra sucia
los
mechones enredados
vos
cruzando la ruta
y
de fondo
siempre
la
misma canción
Griselda Perrotta
viernes, 11 de noviembre de 2016
lunes, 31 de octubre de 2016
Para siempre es demasiado
Para
siempre es demasiado no le crean a la montaña
ni
al sol
o
más bien pregúntenles
Pregúntenles
que ellos saben
La
montaña sabe que el viento y el agua son su amenaza
El
sol sabe que se está apagando
Saben
los árboles cuando soportan nidos en primavera y también sabe primavera
Hasta
el cielo si uno se fija
Porque
tarde o temprano
y
esto es ley
solo quedará el mar
Griselda Perrotta
domingo, 2 de octubre de 2016
A mí la muerte
A
mí la muerte me sigue hace rato
la
siento
el
día entero
Se
para detrás ni bien me levanto
Me
apoya las manos en las caderas
Me
roza la espalda y con dulzura me huele, a mí
la
muerte
Nos
gusta el ritual
Nos
conocemos
Tanto
que ya ni nos saludamos
Como
los matrimonios tristes
La
muerte es varón ¿qué pensaban?
Varón
Se
le nota en las manos
Con
sus gestos me invita
Nunca
hablamos pero entiendo:
No
piensa llevarme hasta que se lo pida
Está
esperando de mí la palabra
Y
yo
no
quiero decirla
Griselda Perrotta
martes, 20 de septiembre de 2016
Presentamos la reedición de FRONTERA
Algunas fotos del evento donde presentamos la segunda edición de FRONTERA, mi primer libro de cuentos. Aquí el álbum completo.
Podés comprar el libro acá.
Podés comprar el libro acá.
domingo, 11 de septiembre de 2016
el hueco
No
esperaba demasiado
te
confieso
Hoy
las distancias me resultan exageradas
Tuve
un paso efímero por cada mundo que entendí que existía
Solo
para comprobar que cada mundo era igual
y
un escalón antes de la cima saltar
de
todos
con
la ciega esperanza de que en el siguiente estuvieras
Ahora
entiendo más
Entiendo
Que
hay un punto donde al final todas las cosas confluyen
Nosotros
también
Entonces
moverse tanto ya pierde sentido
Este
poema si te fijás
por
ejemplo
es
el mismo que vengo escribiendo de siempre
Hasta
en mis cuentos vas a encontrarlo
el
mismo el mismo
Cambian
las palabras, nunca el poema
El
secreto es encontrar ese instante donde las cosas desaparecen
Las
cosas y las personas
Y
ves solamente un hueco lleno de nada
donde
estamos vos, yo, todos
Que
somos el hueco
y
también la nada
En
ese punto cobra sentido
Te
das cuenta de que vencer, escapar, nacer, morir, ser derrotado
no
cambia en absoluto el resultado de nosotros
De
lo que somos nosotros
Siempre
es el hueco
Y
adentro el hueco, la nada
Cuando
eso ocurra
Cuando
encontremos el punto
Vamos
a relajarnos
Vamos
reírnos
supongo
de
las cicatrices que nos hicimos solos
de
los vasos que arrojaste a las paredes
de
cada beso que no nos dimos
Vamos
a entender que al final era lo mismo porque no hay forma de escaparle al punto
Al
hueco, quiero decir
Tan
seguro de sí mismo que ni necesita succionarnos
Entonces
vamos a mirar con nostalgia
Con
mucho cansancio, también
Pero
por fin vamos a ser libres
Te
juro que va a ser hermoso
La
pregunta, mi vida:
es
qué hacemos mientras tanto
Griselda Perrotta
pago
Pago
con mi cuerpo aquel instante de lucidez
Busqué
sabe
dios cuánto
Un
dios, todos los dioses
Para
ver solo fracaso en cada capítulo
en
cada libro
Pago
aunque
nunca haya sido mi guerra y no existan tierras ni honores
Pago
con
lo que nunca quise y lo que nunca tuve
Pago
esta deuda que nunca fue mía
como
tampoco es mía la eternidad
aunque
se la hayan robado
Por
ellos
pago
también
Griselda Perrotta
ojalá
Ojalá
hubiera alguien registrando nuestros actos
Analizando
las fotos,
cada
opinión publicada
Ojalá
a alguien le importe si pensamos de más,
hablamos
excesos o hacemos de menos
Que
cada expresión de odio quedara escrita en alguna parte
En
tinta
También
las de amor
Que
alguna sombra se enoje y traspase las dimensiones
Que
se apersone y nos ajusticie
Al
fin de cuentas lo merecemos
Que
se ofenda del todo algún dios
O
que el diablo nos baje el pulgar
Ojalá
a vos te importara con quién voy a pasar la noche
y
a mí
saber
si cenaste o qué vas a desayunar
Ojalá
que alguien registre estas líneas
Ojalá
que a alguien le importe
le
ofenda
le
emocione
lo
que tenemos para decir
Ojalá
a alguien le parezca que vale la pena hacernos callar
Griselda Perrotta
jueves, 1 de septiembre de 2016
Segunda edición de FRONTERA
Mi primer libro de cuentos se agotó. El 3 de septiembre presentamos la segunda edición. Podés encargar tu ejemplar acá.
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