domingo, 24 de marzo de 2019

El último soldado(*)

Decías algo del amanecer 
yo doblaba las frazadas
Irnos sin rastros
Nosotros justo
que desde una cueva hacíamos temblar gigantes
Que los vimos
golpear su escritorio con las dos manos para advertir 
e hicimos llama la chispa de tantos

Nosotros somos el rastro, dijiste 
y fue lo último que escuché
Después vimos la puerta abrirse de una patada

Estamos solos, decías la noche anterior
Negaba pero tenías razón
Como cuando me agarraste la mano y corrimos
El sol saliendo también esa vez, recuerdo
Desde entonces todo fue noches 
camas prestadas 
andar con lo puesto
Cómo no enamorarnos en ese paso de apocalipsis 
si el último bastión éramos nosotros
El último soldado

Cuando escapemos voy a contarte: 
nunca adherí tanto a esta lucha
Me pregunto si alguien más sentía como yo
No elegimos el verano
Siempre
Las cosas grandes
son dadas por alguien más, pero
¿Dónde quedaba la duda?
En ese fervor grupal
masivo
común
No había tiempo para esas cosas 
Tiempo 
Tiempo y tu voz firme que entendíamos verdad 
Duda inútil y estúpida
Como este arrepentimiento que es a medias y además tardío

Perdí la cuenta del tiempo
Aprendí el límite del dolor
Los mil matices de un gris que no deja de propagarse y se extiende
Ya ni escucho los lamentos 
la queja 
el derrumbe

Soy
el peso muerto de un cuerpo cortando el aire
Flores al costado de una tumba vacía
Vueltas en círculo y no encontrar
La llaga de una nación que grita Nunca Más pero no deja de repetirse
Su incendio mal apagado

No elegimos el verano, recuerdo 
y entonces de vuelta escucho tu voz que es luz
hijos libres
bosques nuestros
Pero no todavía
No todavía

¿Cuántos colores son necesarios para tapar este gris?
¿Cómo? 
¿Cómo es que afuera escucho gorriones, 
cómo es que igual sale el sol si el gris no cesa?
Si no logramos romper los candados 
¿Fuimos
acaso
la ilusión de un puente que acabó por ceder?

No se ruega por nosotros todavía
No suficiente

Mañana seremos carteles 
listas 
pintadas en las paredes 
que nos invoquen y nos invoquen y nos invoquen
El porvenir a destiempo
Ceniza que se monta al río y avanza
Restos que nutren la tierra 
y después barro 
y valió la pena 
Porque sabemos
que nadie fue tan feliz como nosotros cuando mirábamos el fuego
Y ninguna hoguera es en vano
Ninguna

Nadie esperaba esta lluvia 
Fuimos el verano, es cierto
Pero el cansancio

¿Quién resiste la tibieza en los pies,
el viento fresco en la nuca?
No hay belleza en permanecer donde todo ha muerto

Mañana tal vez otros
Nosotros
Seremos tierra nutrida y el río correrá limpio para inundar las naciones 
Los carteles no harán falta 
Tendrá sentido el color

Tal vez otros mañana
No yo
Hoy
No todavía
Griselda Perrotta
(*)Publicado en Revista Muu+