¿Hasta cuándo
seguiremos agradeciendo la piedad de nuestros verdugos?
¿Hasta cuándo el
cirio caliente va a pegotearnos los dedos?
No alcanza
cantarle al Paraná
dormir con
extraños
bombardear
ciudades
La muerte no se esquiva
por muy bonito que la sepamos contar
Envidio a los
poetas que le escriben a la libertad
Nunca entendí
las fronteras
Ya no vamos a
cruzar el río
No vale la pena
Me pregunto si
es esto la vejez
Si la derrota es
un lugar parecido a la muerte
¿Quién va a
recordarnos mañana si no plasmamos nuestras miserias?
¿Hubo acaso
alguien
dispuesto a
escucharnos en vida?
Ya no soy la que
cantaba
la que escribió
una esposa
la más triste y
la más fiel de todas las amantes
Les pregunto a
mis verdugos si es esto la libertad y mis verdugos me ignoran
siempre me
ignoran
A eso lo llaman
piedad y me ignoran
Fui sirena una
vez
para terminar
muerta en las manos de un pescador
de uno
cualquiera
Como ayer
Como siempre
Yo le cantaba al
Paraná
él limpiaba su
cuchillo
y rezaba
Griselda Perrotta